Buena parte de la esencia de los vinos del Bierzo reside, en su climatología atlántica.
La falta de horas de insolación, produce menos concentración de glucosa, aportando a los vinos más frescura, ya que la maduración de la uva, es más tardía y lenta.
Son vinos singulares y apetitosos, marcados por tierras organizadas en pequeños valles de zonas montañosas, aunque también podemos encontrar viñedos situados en una amplia y llana depresión, denominada bajo Bierzo.
Con una historia de más de 2.000 años, el Bierzo se vió impulsado gracias a los cultivos de los romanos, desarrollado por los trabajos de los monjes de los monasterios del medievo y difundido por el Camino de Santiago hasta el momento actual.
Los montes Aquilianos y el Monte Teleno, otorgan un microclima perfecto, con distintas orientaciones, que hacen que sus temperaturas difieran, de las del resto de León.
Variedades como la Godello en blanco, o como la Mencía en tinto, nos descubren, un paraje magnífico, cargado de pequeños matices, que nos harán disfrutar al máximo en todas nuestras veladas.