Cuando conocemos a alguien, lo primero que preguntamos, es su nombre.
Con él, podemos referirnos a esa persona en concreto y no a otra, podemos identificarla en cualquier momento y localizarla en cualquier lugar.
De la misma manera, el nombre de las uvas nos ayuda a localizarlas, identificarlas y situarlas en uno o en otro lugar.
Bien es verdad, que un nombre no esconde a la misma persona nada más que una vez, es decir, Sonia, es Sonia, pero para diferenciarla del resto Sonia tiene un apellido y es más cuando éstos coinciden, encontramos, otro y otro y otro, hasta llegar al que marca la diferencia.
Ese pequeño detalle que hace a esa persona inigualable.
En el mundo del vino, ocurre algo similar.
Las variedades de uva, se relacionan según distintos nombres, a los que siguen , distintos apellidos, como la zona geográfica, el clima, la altura o la vinificación.
Se trata de diferentes puntualizaciones, que marcarán la personalidad de cada uno de nuestros vinos
No es lo mismo pedir entonces en un restaurante o en una taberna, un Verdejo, sin más, ya que hablamos de una variedad española que podemos encontrar tanto en Rueda como en Jumilla, por ejemplo.
Las dos variedades, llevando el mismo nombre, resultan muy diferentes, ya que ni el clima, más o menos temperatura, ni el suelo, más o menos arcilloso, ni la altura, 350 a 750 m, producen las mismas características a la hora de llenar nuestras copas.
Muchos son los detalles que podemos conocer a través de un nombre, y muchas las historias que podemos contarte, te animas a saber más ???
No vamos a desvelarte todo, nos guardamos sorpresas, inquietudes y muchos secretos para que vivas con nosotros experiencias tan divertidas como esta sesión de cata gourmet.